La Patagonia es uno de los lugares más atractivos de Sudamérica. Su clima frío y grandes glaciares son el sueño de los turistas que llegan a explorar sus tierras. Con sus bajas temperaturas es difícil creer que fauna alguna sobreviva allí, sin embargo, es hogar de una diversidad de especies, entre las cuales se encuentra el Dragón de la Patagonia.
El rey de los hielos
Su nombre científico es Andiperla willinki y es llamado por los nativos como la Perla de los Andes o el Dragón de la Patagonia. Con tal nombre podría pensarse que posee un gran tamaño y apariencia temible, pero en realidad es un pequeño insecto de color negro que mide 1,5 mm, tiene ojos compuestos como la mayoría de los insectos, posee tres pares de patas y un abdomen fraccionado en once segmentos.
Fue descubierto en 1956 por el explorador francés Aubert Willink en el glaciar Upsala, ubicado en Argentina. Durante muchos años se creía extinto, hasta que una expedición francesa lo redescubrió en 2001, esta vez en Chile, en el glaciar Torres del Paine.
Un insecto extremófilo
Si bien el Dragón de la Patagonia se puede encontrar en las superficies de los glaciares, también puede sobrevivir a 40 metros de profundidad en las aguas heladas. Sobrevive a las bajas temperaturas gracias a su hemolinfa, líquido que circula al interior de algunos invertebrados y es análogo a la sangre en los vertebrados, provista de glicerol, una sustancia anticongelante.
El macho presenta comportamientos diferentes a la hembra, ya que es diurno y puede habitar dentro y fuera del agua, mientras que la hembra es nocturna y permanece en el agua. Este insecto extraordinario se alimenta de las bacterias que se desarrollan en el hielo, así como de microalgas y desechos orgánicos.
El Dragón de la Patagonia puede encontrarse en el campo de hielo austral patagónico Norte, Sur y la Cordillera de Darwin (Chile). Forma parte de la amplia fauna chilena que habita en la Patagonia, acompañado de cetáceos, pingüinos de Magallanes, lobos y elefantes marinos, entre otros increíbles animales.
