Alerce y sus maestros de la madera


A aproximadamente 30 minutos en automóvil de Puerto Montt, se encuentra la pintoresca localidad de Alerce que actualmente cuenta con alrededor de 73.000 habitantes.

Como es de suponer, el pueblo debe su nombre a la zona en la que se encuentra y que está habitada por numerosos ejemplares del árbol también llamado alerce. Precisamente por ser un área de alerzales es que la localidad toma fuerza como proveedora de materia prima para la construcción de Puerto Montt, todo esto a mediados del ya lejano siglo XIX.

 

El alerce: tesoro nativo del sur de Chile

 

Antes de seguir adentrándonos en la localidad de Alerce, demos una breve mirada al árbol al que debe su nombre y sus particulares características.

Muchos afirman que el alerce es un árbol único, veamos por qué. Un primer dato nos indica que el alerce es el árbol de mayor tamaño en América del Sur y el segundo más longevo del mundo, después del Old Tjikko que se encuentra en la lejana Noruega y que tiene como 9.500 años de antigüedad. Pero mejor no nos desviemos tanto.

Volviendo al alerce, llama potentemente la atención de científicos y especialistas a lo largo de Chile y el mundo su lentísimo crecimiento y la cantidad de tiempo que alcanza vivir: nada más ni nada menos que 4.000 largos años. Así, lento pero seguro, llega a tener una estatura que bordea los 40 metros. Es decir, el alerce es todo un gigante que habita los bosques templados del sur de Chile.

Las autoridades chilenas se han preocupado de la conservación de esta especie que orgullosamente se alza como todo un emblema: es declarada monumento nacional y desde el año 1976 está prohibida la tala de alerces vivos.

Pero tranquilo, que la nobleza del alerce igual se hace presente en el trabajo de artesanos locales que aprovechan los ejemplares que mueren naturalmente y que regalan a la humanidad toda la nobleza de su madera.

 

Maestros de la madera

 

Volvamos ahora al pueblo de Alerce para conocer a algunos de los maestros de la madera que habitan esta localidad.

Específicamente en la Avenida Los Alerces, se encuentra una agrupación de artesanos locales formada a fines del año 2002 llamada Raíces del Sur. Ellos se dedican a hacer muebles y a usar las raíces de los milenarios árboles de manera artística con obras que se basan en sus intrincadas formas y que representan, por ejemplo, conceptos como el fuego y el apego.

Famoso es también el Centro de Artesanos de Alerce Histórico. Su nueva etapa, que lo llevó a ser tal como lo conocemos hoy en día, se inició el 2009 con la inauguración de sus remodeladas instalaciones. Famoso es también el taller de René Téllez que se ubica en su interior y desde donde salen a la luz hermosas obras de artesanía y muebles que tienen al alerce y su nobleza como materia prima.

Un clásico de la localidad es también la elaboración de tinajas de madera. De hecho, los tineros fueron los primeros maestros de la madera de Alerce allá por los convulsionados años setenta. Es posible encontrar en el pueblo una cantidad no menor de talleres dedicados específicamente a este producto.

Así como los tineros fueron los primeros artesanos de la localidad, después vinieron los mueblistas del alerce con sus macizas mesas, sillas y estantes. Finalmente los últimos en aparecer, pero no menos importantes, fueron los escultores de raíces para expresar y liberar todo ese arte contenido y poder deleitar así a nuestros privilegiados ojos con la belleza de sus obras.

Un clásico también son las casas e iglesias de la zona construidas en tejuelas de alerce. Su construcción se basaba en métodos artesanales aplicados por los propios alercinos del pasado. Este tipo de construcción le da un aire característico y pintoresco no solo a la localidad de Alerce, sino también a ciudades más grandes del sur de Chile como lo son Puerto Montt o Puerto Varas, en las que la tejuela de alerce también se hace presente.

Así que ya sabes: si quieres deleitarte con la nobleza de una madera única en el mundo, no dudes en visitar Alerce Histórico para conocer en profundidad la artesanía en alerce en todas y cada una de sus variedades.