Es cierto, es cierto. En el extremo sur de Chile, es común ver a un lindo gatito. Más que un gato común y corriente, se trata de un felino de gran tamaño llamado puma. Visto como una amenaza por los ganaderos, hoy en día se está demostrando que la convivencia del puma y el ganado sí es posible. En este artículo te contamos las razones.
Datos preliminares del puma
El puma es el carnívoro terrestre más grande de Chile y su presencia se extiende desde Arica hasta la península de Brunswick, en Magallanes. Tan imponente es este felino que cuando los europeos llegaron a América, pensaron que se trataba de un león. Hoy en día su densidad poblacional es baja, y debido a la falta de presas, se concentra en áreas cercanas a la cordillera de los Andes. Aquí te compartimos otros datos sobre el puma:
- Existen seis subespecies de pumas en el mundo: una en América del Norte y las restantes en América del Sur.
- La subespecie chilena se denomina puma concolor puma.
- En mapudungun se le conoce como pangui o trapial, siendo uno de los animales más sagrados de los mapuche junto con el cóndor y el águila.
- En Aysén y Magallanes supera los 100 kg de peso, con una longitud total de casi 250 cm.
- Come alrededor de 3 kg de carne al día.
- Sus principales presas son las liebres (41%) y los guanacos (20.8%).
- Se estima que hay un puma por cada 10 km² en el Parque Torres del Paine.
Respecto a su principal amenaza, el ser humano se encuentra en el tope de la lista. Los pumas han sido diezmados en las últimas décadas por los siguientes factores:
- La matanza llevada a cabo por ganaderos para proteger principalmente a sus ovejas.
- Captura de cachorros con fines domésticos o comerciales (al nacer miden 30 cm y pesan 500 grs).
- Los cazadores ilegales que buscan su piel o carne.
- Tala de bosques en el hábitat silvestre de los pumas.
- Una expansión demográfica desmedida que afecta su espacio vital.
- El desarrollo de los cultivos agrícolas.
Una relación difícil
Como señalamos anteriormente, la pérdida progresiva del hábitat natural de los pumas ha generado que entre en conflicto con la actividad agrícola y ganadera del ser humano. A esto hay que sumar la caza indiscriminada de presas que eran comunes en su alimentación, como los guanacos, huemules y vicuñas.
Por una parte, los ganaderos indican que los pumas matan a sus ovejas y que, por lo tanto, deben comprar perros guardianes o bien contratar a leoneros que son cazadores especializados. Por otro lado, los estudios del Equipo de Recuperación de Vida Silvestre de Conservación Patagónica han mostrado que el 90% de la dieta de los pumas de un parque consiste en guanacos y liebres, raramente cazando ganado.
Lo cierto es que los patrones de selección de presas por parte de los pumas, están directamente vinculados con la disponibilidad de la presa y las cualidades del hábitat. De hecho, el puma es un controlador de animales que afectan a la ganadería y la agricultura, como roedores y castores. Sólo en casos de mucha hambre, ataca ferozmente al ganado a modo de sobrevivencia.
La experiencia en el Parque Nacional Patagonia demuestra que sí es posible la convivencia entre el puma y el ganado. Con el objetivo de que el ecosistema comience a volver a su estado de equilibrio, se implementó el programa de Vida Silvestre, el cual posibilita que hoy en día ovejas y pumas puedan convivir juntos.
¿Cómo ayudar a conservar al puma?
De acuerdo al Plan Nacional de Conservación del Puma realizado por el SAG, los grandes requerimientos de hábitat de los pumas sumados a la antipatía de los habitantes rurales hacia esta especie, obligan a pensar en dos direcciones: poner en marcha una estrategia que cambie la actitud de la comunidad y tomar acciones de manejo que fomenten la persistencia del puma en su hábitat silvestre.
Al problema asociado con la fragmentación de los ecosistemas, hay que agregar la falta de planificación agrícola. Si estos factores coinciden, se manifiesta una sobreposición de las áreas de uso agropecuario con el hábitat de los pumas.
En definitiva, se hace urgente una evaluación y fiscalización más rigurosa al respecto. Dicho análisis permitiría hacer propuestas de zonas adecuadas para establecer corredores ecológicos y también fomentar la preservación del puma en parques nacionales, donde podría coexistir con otros animales en equilibrio.