Conoce Castro, una de las ciudades más antiguas de Chile


Multifacética, con una activa vida social y con una arquitectura distintiva, Castro se erige como el pintoresco corazón de Chiloé, en la Región de los Lagos. La tercera ciudad más antigua de Chile combina tradición, historia y modernidad para quienes quieran atreverse a descubrirla. 

 

Castro, ciudad de alma resiliente

La historia de Castro es a la vez trágica y sorprendente. Asomarse a ella permite comprender el carácter actual de la ciudad y sus habitantes. 

 

El 12 de febrero de 1567 la ciudad Santiago de Castro fue fundada por Martín Ruíz de Gamboa, bajo la orden de Pedro de Valdivia. Era la ciudad más remota del reino y representaba la intención colonial de extender el dominio territorial lo más posible. Fue diseñada según una distribución de plano de damero, típica de la época. 

 

Debido a que se encontraba rodeada de una numerosa población indígena, sumergida en medio de bosques densos y con poco contacto con otras ciudades hispanas, se formó en Castro una cultura distintiva. El factor occidental tuvo menos influencia en los nativos de Castro que en otros lugares, pero también se instalaron con insistencia misiones franciscanas y jesuitas. 

 

En 1575 un sismo, con su subsiguiente maremoto, afecta a la villa y mueren 23 españoles y casi 900 indígenas. En 1598, con la revolución mapuche, Castro quedó prácticamente aislada e indefensa. Fue arrasada por piratas holandeses -que prácticamente exterminaron su población- en 1600 y 1643. Luego sufrió la rebelión de los indios huilliches en 1712. 

 

En 1737 sufrió un incendio, un terremoto y le cayó un meteorito en las islas Guaitecas. Luego padeció tres terremotos más en 1786, 1787 y 1832. En 1768 Castro dejó de ser la cabecera administrativa de Chiloé en favor de Ancud. 

 

En 1834 Charles Darwin recorrió Chiloé y describió a Castro como “triste y desierta”, aunque poco a poco la ciudad comenzó a exportar madera, desarrollar la pesca y producir papas. Esto dinamizó la economía insular y la convirtió en foco migratorio. 

 

El arribo del ferrocarril en 1912 permitió que Castro recuperara su relevancia, y en la década de los años veinte desarrolló su actividad marítima al máximo. En 1958 se abrió la carretera de Castro a Ancud lo que aumentó el crecimiento turístico. Sin embargo, en los sesenta un nuevo terremoto devastó la ciudad, destruyendo la municipalidad, el puerto, el ferrocarril y muchos palafitos. 

 

Finalmente, en 1982, Castro nuevamente renació de las cenizas y volvió a ser capital provincial.. 

 

Nueva vitalidad

Hoy en día Castro encanta al turista por su fuerte carácter idiosincrático: su arquitectura y su tradición culinaria se combina con la oferta de artesanía y herencia cultural que la hacen tan distinta. 

 

Digna de admirar es la arquitectura de cuatro de sus iglesias -la de San Francisco, la de Rilán, la de Nercón y la de Chelín- que ha sido reconocida y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. 

 

Los palafitos -casas que han sido construidas sobre pilotes de madera sobre el mar- todavía son posibles de admirar en dos sectores de la ciudad, luego de haber soportado el terremoto y maremoto de 1960. 

 

Próxima a los palafitos se encuentra la feria artesanal de Castro donde es posible adquirir productos típicos de la zona como gorros y calcetines hechos con lana chilota, hasta mermeladas y licores.

 

El reconocido Festival Costumbrista Chilote se celebra desde 1979 y se considera el evento gastronómico cultural más grande de Chiloé. El evento permite degustar preparaciones culinarias hechas por productores locales, como el curanto, el milcao y el chapalele, junto con artesanía en lana y mimbre.  

 

El Parque Nacional Chiloé tiene 42.567 hectáreas, de las cuales el sector Abtao forma parte de las comunas de Castro, Chonchi y Dalcahue. Contiguo a él habitan pueblos originarios que están integrados al desarrollo del parque y prestan servicios al mismo y a sus visitantes y que mantienen viva su cultura y tradición. 

El parque alberga distintas especies de flora y fauna protegidas, destacando el zorro chilote, el pudú, la nutria, y aves como el rayadito de Chiloé, la diuca y la garza cuca, entre muchos otros. Sus principales focos de atracción son el lago Cucao, las dunas litorales con varios kilómetros de extensión, la isla Metalqui con su colonia de lobos marinos, y el sector Cole-Cole que cuenta con una playa donde se permite la pesca, caminatas y paseos a caballo.