En el mundo existen lugares realmente mágicos, que parecen salidos de cuentos o películas de ciencia ficción. La Isla de Chiloé -en el sur de Chile- es uno de ellos. Todo en este sublime paraje desborda fantasía y misterio, desde su increíble arquitectura hasta su naturaleza exuberante.
Chiloé turismo: donde la magia nunca acaba
Desde que abordas la embarcación rumbo al archipiélago, te dejarás llevar por los encantos de una tierra llena de mitos. El viaje a través del Canal de Chacao es tan sorprendente como lo que encontrarás al llegar a destino. Durante cerca de 30 minutos, verás cómo la cordillera parece fundirse con el mar en un entorno de ensueño, amenizado por el alegre saludo de algún delfín o tonina, especies que suelen dejarse ver mientras saltan junto al transbordador.
Ya en Chiloé, será imposible no cautivarte por el hechizo de este paisaje: rústicas y hermosas construcciones de madera, palafitos que se yerguen sobre el mar e impresionantes tejados forrados con tejuelas de alerce forman parte de un paisaje de fábula. Conocerás gente amable y sencilla, que recibe con cariño al forastero y que está ansiosa por contarle las historias que se tejen en la zona, como fascinantes secretos a voces.
La Condená -alma en pena sentenciada por su licenciosa vida- y El Trauco -capaz de embarazar a las mujeres tan solo con mirarlas- son solo algunas de las criaturas que condimentan la tradición chilota. Si visitas la plaza de Ancud, encontrarás llamativas esculturas que honran a estos personajes, tan misteriosos como populares. Y ¡cuidado con mirar al mar!, pues el mítico “Caleuche” podría aparecer, llevándote consigo para nunca regresar.
Estas historias fabulosas constituyen parte de la identidad de la Isla, y son una de las principales atracciones para el Chiloé turismo, junto con las impresionantes construcciones y hermosos bosques nativos que adornan una zona en la que cualquiera quisiera radicarse.
En Chiloé, iglesias por doquier
Parte del misticismo chilote tiene que ver no sólo con sus fantásticas narraciones, sino también con las múltiples Iglesias de la zona. Su presencia se debe a que -conforme a la creencia popular- el lugar estaba lleno de brujos, y resultaba imperioso protegerse de sus hechizos y males. Por ello, las misiones evangelizadoras de jesuitas y franciscanos fueron muy bienvenidas, llegándose a construir más de 400 iglesias por todo el archipiélago.
Una de las más visitadas y fotografiadas es la Iglesia San Francisco, ubicada en pleno centro de Castro. Equivocadamente llamada Catedral -porque la verdadera se encuentra en Ancud-, fue declarada Patrimonio de la Humanidad ante la Unesco en el año 2000, y es una de las postales más características de la zona. Verdadero tesoro para el Chiloé turismo.
Pero las iglesias no son las únicas perlas de la construcción chilota. Chiloé también cuenta con imponentes fortificaciones españolas en Ancud, que tenían por objeto repeler el ataque de corsarios y potencias extranjeras.
Gastronomía y tradiciones
Pero los generosos mitos y leyendas de este recodo sureño no son las únicas razones por las que debes visitar la Isla de Chiloé. Su exquisita gastronomía también atrae turistas a raudales. Es imposible pasar por la zona sin disfrutar de una cazuela chilota, un curanto al hoyo (plato típico chilote) o un riquísimo cancato. Y qué decir de las clásicas mistelas, licores en base a frutas o hierbas del sector. La isla es un verdadero surtido de colores, sabores y aromas.
Además, durante tu viaje puedes tener la suerte de presenciar una minga -o “tiradura de casa”-, actividad en que la comunidad chilota ayuda a un vecino a trasladar su vivienda hacia otro lugar. Una tradición llena de magia, que contribuirá a hacer de tu viaje una experiencia inolvidable.
Visitar la Isla de Chiloé es un verdadero bálsamo para el alma, algo que, de seguro, jamás olvidarás.