Los glaciares y fiordos del Parque Nacional Torres del Paine son una maravilla natural que sobrecoge. Su origen data de 3.500.000 años, época en que hubo una glaciación que coincidió con la formación del casquete polar antártico, la cual fue seguida por otro fenómeno de mayor extensión, hace 1.200.000 años.
En épocas más “recientes” (si se puede llamar así a un periodo entre 10 mil y 20 mil años atrás) tuvieron lugar una serie de glaciaciones menores, que terminaron de modelar el impresionante escenario que hoy ofrecen los campos de hielo sur: valles sumergidos en el mar y una inmensa masa de hielo continental dividida en 49 glaciares, 6 de los cuales se encuentran al interior del Parque Torres del Paine (Dickson, Grey, Pingo, Zapata, Tyndall y Geike). Campos de hielo tiene una longitud de 350 kilómetros, algo parecido a la distancia entre Santiago y Chillán compuesta de puro hielo. Es el lugar más inexplorado de la Patagonia, en toda la región salvo por las localidades de Villa O´higgins y Puerto Edén, no se encuentra presencia humana, por lo que la densidad de la población es bajísima.
Glaciares de campos de hielo sur
Campos de hielo sur es la tercera reserva de agua dulce del planeta, siguiendo a los glaciares de la Antártida y Groenlandia. Con 16.800 kilómetros de extensión (350 kms. de norte a sur), un 85% es territorio chileno y el resto, argentino. En tiempos prehispánicos, esta zona fue ocupada por los kawésqar (alacalufes) en su lado oeste y los aonikenk (tehuelches) hacia el este, teniendo el gélido paisaje un rol preponderante en sus cosmovisiones.
Entre los glaciares que componen este sobrecogedor paraje natural, destacan:
O’Higgins
Es una de las cuatro formaciones gélidas más grandes de la Patagonia. Posee una pared espectacular, cuyo ancho de 3,5 kms y largo que se eleva por sobre los 80 metros, ciertamente asombra. Sólo se puede acceder a él por vía náutica.
Pío XI
Es la más grande formación gélida del hemisferio sur, cuya extensión es de alrededor de 60 kilómetros. Destaca por su inusitado comportamiento, ya que es uno de los pocos glaciares en avance a pesar de las adversas circunstancias generadas por el cambio climático. Por esta razón, no sólo concita el interés turístico, sino que llama la atención científica de manera importante.
Amalia
Tiene un ancho aproximado de 2,5 kilómetros y 70 metros de altura. Se abastece por las constantes nevazones que durante todo el año se producen en la zona. Una de sus particularidades más llamativas, es que justo en el centro de esta formación se eleva el volcán Reclus, que constituye un misterio para los vulcanólogos, tanto por su ubicación como por su comportamiento. Cruceros Skorpios apoya las exploraciones científicas para el estudio de los glaciares, manteniendo acuerdos con el Centro de Estudios Científicos (CECS) de Valdivia y la Facultad de Geología de la Universidad de Chile.
Otros de los glaciares de la zona que destacan por su belleza y formación, son “El Brujo”, los glaciares del Fiordo Calvo (que pueden ser vistos internándose en medio de la Cordillera de Los Andes), el Alsina y el glaciar Bernal, que está en su fase final de glaciología.
La ruta de los glaciares de campos de hielo sur es ciertamente impresionante. Alcanza desde el lago O’Higgins hasta el paso Marconi y sólo es asequible a través de expediciones náuticas que zarpan en Villa O’Higgins o Caleta Tortel. Seguir este recorrido es una experiencia única e inolvidable: la navegación en medio de inmensas formaciones gélidas y trozos de hielo que ante la luz generan efecto multicolor, más que realidad, parece una vivencia de ensueño.