La última glaciación en la Patagonia

Es muy probable que últimamente hayamos escuchado o leído más de una vez la palabra “glaciares” en los medios de comunicación masivos y programas como noticieros, documentales y reportajes escritos, todo esto en relación con el calentamiento global y sus nocivos efectos en la Tierra.

 

En simples palabras, un glaciar es una muy gruesa masa de hielo presente en la parte más superficial de la Tierra que se originó por la acumulación y compactación de nieve, proceso que demora miles de años. Este proceso sólo es posible cuando la precipitación de nieve es mayor que la cantidad de nieve derretida durante el año.

 

Existen miles de glaciares esparcidos en la superficie terrestre, la mayoría cercanos a los polos ártico y antártico, aunque también los hay en otras latitudes principalmente en la fría altura de las montañas. Lo curioso es que a pesar de ser miles, son pocas las personas que tienen el privilegio de conocer directamente lo maravillosos que son.

 

Actualmente, cientos de glaciares están literalmente desapareciendo o disminuyendo su tamaño producto del cada vez más acelerado aumento de la temperatura global.

 

Chile, por su parte, concentra más del 80% de los glaciares de Latinoamérica, muchos presentes en la Patagonia. Algunos de ellos son el glaciar Grey del Parque Nacional Torres del Paine, Glaciar Balmaceda y Serrano del Parque Nacional Bernardo O`higgins y el famosísimo Glaciar San Rafael que se puede conocer gracias a la Ruta Chonos que Skorpios tiene para ti.

 

La última glaciación: responsable de los glaciares patagónicos

 

Una glaciación es cuando cíclicamente en la Tierra se dan las condiciones de baja temperatura y humedad para producir un aumento del hielo en el planeta.

 

La última vez que se produjo este fenómeno global, hace nada menos que 18.000 años, el hielo alcanzó a cubrir casi la cuarta parte de la tierra firme. Hoy en día somos privilegiados espectadores de los efectos de esta última glaciación: en la Patagonia los glaciares son el resultado directo de este gigantesco y milenario proceso.

 

La formación de los glaciares

 

Para que un glaciar se forme, tiene que existir de antemano un sitio adecuado para que la nieve pueda mantenerse durante un prolongado tiempo. Estas zonas son denominadas por los científicos expertos como “de alimentación” y en ellas la nieve acumulada se va comprimiendo por su propio peso año tras año. Esto hace que se vaya perdiendo el aire atrapado en su interior y que se vaya formando una masa de hielo cada vez más grande y compacta.

 

El hielo glaciar es la última fase de este proceso de compactación, fase en la que deja atrás el blanco de la nieve para dar paso a su color azulado característico: mientras más antiguo sea el hielo, más intenso será su color azul y menos aire tendrá interiormente.

 

Un dato curioso es que a simple vista los glaciares parecen estáticos, pero la verdad es que siempre están en movimiento. Su desplazamiento se debe a la acción de la gravedad desde la altura en la que se originan. Son literalmente ríos de hielo que siguen su curso natural según lo permita la pendiente del terreno, para generalmente terminar desembocando en lagos o en el océano.

 

El calentamiento global y los glaciares

 

Los glaciares, a pesar de vivir miles de años, son muy vulnerables a los cambios climáticos. En el último tiempo varios glaciares, lamentablemente, han dejado de existir para siempre y probablemente todos han visto reducido su tamaño debido al aumento de la temperatura a nivel global, principalmente en la última década.

 

Cabe resaltar el valor ecológico que representan los glaciares: ellos constituyen casi el 90% de agua dulce del mundo y la Patagonia tiene gran parte de ella. Y como el agua dulce es un recurso natural cada día más escaso, los glaciares son importantísimos para el futuro de la humanidad y su supervivencia en la hostilidad del planeta con sus cambios climáticos.

 

Para que exista una nueva glaciación en Patagonia, lo más probable es que tengan que transcurrir miles de años más. Y la humanidad quizá no alcance a vivir dicho proceso natural. Por lo anterior, es muy importante cuidar los glaciares y hacer todo lo que tengamos a mano para protegerlos: su agua dulce es primordial para la vida en la Tierra y la belleza que emanan es un verdadero privilegio para los ojos que tienen la dicha de conocerlos.