Torres del Paine es más que paisajes alucinantes: en la Patagonia se esconden secretos de animales que habitaron la Tierra hace millones de años, los cuales podrían arrojar información clave para entender los procesos evolutivos de diversas especies.
Por lo anterior, la zona constituye un punto de alto interés científico, atrayendo las miradas de especialistas internacionales y locales. De hecho, hace algunos años la paleontóloga chilena Judith Pardo -doctora de la Universidad de Heidelberg (Alemania)- realizó un importante hallazgo sobre los ictiosaurios, reptiles marinos con forma de delfín que habitaron hace 245 millones de años: un ejemplar hembra con embriones en su interior (impresionante) y una columna vertebral con tejido blando, algo que podría arrojar información clave para resolver cómo y por qué estos animales evolucionaron.
La riqueza paleontólógica de Torres del Paine puede convertirse en un importante atractivo turístico para la región. De hecho, el Instituto Antártico Chileno (Inach) lanzó hace poco tiempo la guía Patagonia Fósil, la cual “ha abierto una ventana en el tiempo, un portal para que emprendedores y la red de turismo, desde guías hasta empresarios, sean capaces de enriquecer su oferta turística y, de paso, generar la transferencia tecnológica desde los paleontólogos, estratígrafos, geólogos, biólogos y geógrafos que se han involucrado en la investigación del sur austral”.
A la luz de los hechos, Torres del Paine y la Patagonia adquieren especial relevancia científica, incluso para fines turísticos. Esto, porque mientras la actividad turística convencional atrae a miles de turistas año a año -arriesgando la estabilidad e integridad del ecosistema-, el valor paleontológico de la zona permite atraer a otro tipo de visitantes, cuya permanencia en la región es menos dañina y aporta más recursos, pues actividades como el estudio de fósiles o la recopilación de datos implican mayor tiempo y, ciertamente, son más costosas que simplemente recorrer los parajes.
Torres del Paine y la Patagonia se alzan como puntos de alto interés científico, diversificando los atractivos turísticos de una zona que históricamente se ha caracterizado por sus postales idílicas.