Chile se caracteriza mundialmente por su particular geografía: es tan largo que abarca desde los 18 grados a los 56 de latitud sur; y su territorio cubre desde fosas oceánicas de 8 mil metros de profundidad a 7 mil metros de altitud. Su territorio es altamente heterogéneo y, por lo tanto, con un patrón climático contrastante, de extremos.
Al contrario de lo que pudiese suponerse, esto no se traduce en una elevada biodiversidad. De hecho, en comparación con otros países sudamericanos, Chile tiene de las menores diversidades específicas de flora y fauna. Por ejemplo, en Chile habitan unas 450 especies de aves, mientras que en Argentina lo hacen sobre las 800 especies.
Sin embargo, existe un factor adicional que transforma a Chile en un país particularmente curioso: su contexto geográfico lo hace comparable a una isla. Se encuentra cercado al este por la Cordillera de los Andes, al norte por el desierto de Atacama y Tarapacá, y al sur y al oeste por el Océano Pacífico. Esto, de la mano de su historia geológica, podría haber sido un determinante para su alto endemismo.
Especies endémicas: claves para la biodiversidad
El término “endémico” se refiere a la flora y fauna que se distribuye de forma restringida en una zona geográfica específica. Estas especies emergen gracias a las barreras naturales que limitan su propagación.
Las especies endémicas (también llamadas microareales) son más sensibles a los cambios que se generan en las condiciones naturales de su hábitat. Debido a que no tienen una respuesta genética amplia, corren mayor riesgo de extinguirse.
En Chile casi el 25% de las especies que han sido descritas son endémicas, lo que lo convierte es un territorio particularmente importante en la conservación de la biodiversidad del planeta.
La desaparición de una especie endémica significa perder una parte importante de la biodiversidad. Una especie endémica que se extingue no puede recuperarse: afecta al estudio de la biología evolutiva, implica perder diversidad genética, tiene consecuencias de carácter trófico e impacta los favores que el hombre puede obtener de ella.
Al encuentro de lo extraordinario
Una manera fascinante de poder acercarse a las especies endémicas en Chile es realizando viajes en crucero a través de la Patagonia chilena. Quienes se atrevan a explorar dichos parajes tendrán la suerte de toparse con estos ejemplares excepcionales.
Picaflor de Juan Fernández: en Chile hay nueve especies de picaflores, de los cuales dos son endémicas y se encuentran en peligro de extinción. El picaflor de Juan Fernández habita en la isla Robinson Crusoe y se calcula que su población disminuye entre 1-9% por año. Mide hasta 13 centímetros y tiene un dimorfismo sexual tan extremo que se pensaba que macho y hembra eran especies distintas.
Delfín chileno: también llamado “tonina negra”. Es la especie de delfín más pequeña: mide entre 1.2 y 1.7 m, y pesa de 30 a 65 kg. Tiene cuerpo oscuro y una mancha blanca en la parte inferior. Habita aguas costeras frías y someras del Pacífico oriental, desde Valparaíso a Isla Navarino, Canal Beagle y Cabo de Hornos, hasta cerca de la entrada del Estrecho de Magallanes.
Mañío: llamado también “mañío macho” o “mañío de hojas punzantes”. Es endémico de los bosques templados del sur de Chile, en las regiones de Maule, Biobío, Araucanía, Los Ríos y Los Lagos. Llega a medir 20-25 m, y tiene una corteza de color rojo grisáceo, con surcos y fibrosa, que se desprende en escamas que parecen de papel.
Nalca o pangue: esta especie es endémica de la isla Robinson Crusoe, en el Archipiélago de Juan Fernández. Tiende a preferir lugares húmedos y resguardados. Tiene un tallo de hasta dos metros de altura y sus hojas pueden lograr hasta los dos metros de diámetro. A la base del tallo crece un nido de fibras color rojo rubí.
La ranita de Darwin: endémico del bosque húmedo templado de Chile y Argentina. Tiene una cabeza triangular, una prolongación nasal cilíndrica y una coloración dorsal del verde brillante al café, lo que permite su mimetización. En su etapa adulta llega a medir 3 cm. Su cuidado parental es extraordinario: el macho aloja en su saco vocal los huevos fecundados y los libera cuando finalizan su metamorfosis.
Estas cinco especies endémicas de Chile se encuentran dentro de las 1573 especies endémicas descritas en el Inventario Nacional de Especies de Chile. Y para los amantes de la naturaleza, será un alivio saber que esa cifra no se agota ahí, ya que se ha determinando que la biodiversidad chilena tiene un potencial de descubrimiento de cerca de 170 mil nuevas especies para los años futuros, siendo probablemente un 50% artrópodos.